Musicando con Oscar: Por equivocación Amparito Escobar

martes, 28 de febrero de 2017

Por equivocación Amparito Escobar

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LA NOTA TRISTE

GENARO SALINAS CARDONA: ACCIDENTE, SUICIDIO, CELOS O ASESINATO?

Las sombras de la noche caían sobre la capital venezolana de aquel 29 de abril de 1957. Un hombre caminaba posiblemente, hacia el apartamento, donde una artista amiga, Graciela Naranjo, lo había alojado para ayudarle, dada su difícil situación económica. Le faltaban para llegar a su destino, quizás cuatrocientos metros, más o menos: el edificio San Bosco.

Hoy, después de casi cincuenta y ocho años, no se sabe a ciencia cierta, si caminaba por encima del puente de la Avenida Victoria o lo hacía a través del túnel donde fue encontrado en un charco de sangre, cuando las manecillas del reloj, marcaban las siete y cuarenta y cinco de la noche. Agonizante fue llevado a un centro de salud, donde la vida se le escapó en la última nota triste de su vida.

La versión oficial de la dictadura reinante en el país bolivariano del general Marcos Pérez Jiménez, fue que el ciudadano mexicano, había sido atropellado por un carro y que el conductor se había dado a la fuga. La autopsia comprobó que el cuerpo no presentaba signos claros de una colisión de este tipo.

Algún estudiante afirmó que había visto a un hombre que caminaba tambaleante por efectos del alcohol sobre el puente y que después se arrojó desde la baranda del mismo. Era una nueva versión: Suicidio. Esta versión fue casi de inmediato puesta en duda, dado que el cuerpo fue hallado al interior del puente, hasta donde nunca pudo haber llegado si se había lanzado del puente.

Los ecos de la muerte de “la voz de oro del bolero”, como así llamaban al difunto y cuyo nombre era GENARO SALINAS CARDONA, consternaron más a sus colegas y amigos venezolanos que a los propios manitos mexicanos y comenzaron a tejerse nuevas versiones, entre ellas la que involucraba a la estrella de televisión Zoe Ducós, quien presuntamente había estado sentimentalmente ligada, en el pasado, al gran tenor mexicano y que para ese tiempo era la esposa de Miguel Silvio Sanz, uno de los altos jefes de la seguridad nacional. Se llegó a decir, según alguna amiga de Salinas que este le había confesado que ella le había sugerido marcharse al Perú para seguir su relación pero que él la había rechazado, dado que era un hombre casado e hijos, a lo cual ella le había le había respondido: “te puedo hacer cambiar de criterio, porque tengo amigos en la Seguridad Nacional”.

Cuando su amiga y colega Graciela Naranjo y el periodista Aristides Bastidas comenzaron a investigar recibieron un intimidante mensaje: “mejor dejen eso así, porque les puede ocurrir lo mismo que a Genaro Salinas”.

Al año siguiente, cuando la dictadura fue derrocada se denunció ante los tribunales venezolanos que el cantante había sido asesinado por la policía política, por intrigas pasionales.

SUICIDIO, ACCIDENTE, ASESINATO, CRIMEN PASIONAL?...

LA NOTA MUSICAL

LUCHO Y ARTURO GATICA SILVA

DOS CHILENOS DE ORO

Los hermanos Lucho y Arturo Gatica Silva, dos gigantes de la canción romántica y folclórica latinoamericana.

Fue Arturo Gatica, diez años mayor que Lucho y ya iniciado hacia 1938 en una carrera musical, quien impulsó los primeros pasos musicales de su hermano menor.

Lucho Gatica estudió en el Instituto O'Higgins de Rancagua, dependiente de la congregación católica de los Hermanos Maristas, y en 1941 empezó a cantar en revistas de gimnasia y en la radio de Rancagua, a dúo con su hermano, a los trece años. En 1943 grabó el primer disco de su vida; un acetato registrado en la misma radio, con tres tonadas, una de ellas llamada "Negra del alma", y acompañado por las guitarras de dos amigos, Antonio Muñoz y Ernesto Rossón.

Arturo acogió también a Lucho cuando éste llegó a Santiago en 1945. Ese año fue matriculado en el Instituto Alonso de Ercilla, también dependiente de los Hermanos Maristas, donde tuvo entre sus compañeros a Andrés Zaldívar, futura figura de la política chilena. Un año más tarde, en 1946, el estudiante Gatica se inscribió además en Escuela Industrial No. 2 de Santiago para optar al título técnico de mecánico dental.

Al mismo tiempo Arturo llevó a su hermano a la estación Radio Minería para presentarlo al locutor Raúl Matas, que tenía allí el programa "La Feria de los Deseos". Con sus dieciocho años, Lucho Gatica cantó "Tú, dónde estás".

El dúo de los hermanos Gatica alcanzó a constar en la portada de alguna revista "Ecran" de la época, retratado en atuendos de huaso. Pero el futuro de Lucho Gatica estaba en el bolero y tenía el signo solista. Tres señales en ese sentido coincidieron en 1951.

Gracias a su hermano, Lucho conoció en Santiago a la cantante cubana Olga Guillot (La mejor intérprete del feeling bolero). Por intermedio de Raúl Matas se encontró además con el trío de requintos y guitarras Los Peregrinos, del cantante boliviano Raúl Shaw Moreno ex integrante del legendario trio Los Panchos.

Por su parte, Arturo Gatica es modelo del artista del disco, la radio y el cine consagrado en la decada del 40 en Chile, y afianzó su popularidad en todos esos frentes como intérprete de tonadas, tangos, valses y boleros, competente por igual en la música típica chilena y en el cancionero latinoamericano. Más de medio siglo de carrera le permitió iniciar sus grabaciones en la era del acetato y extender hasta los años 80 y 90 su discografía, marcada por éxitos como las tonadas ''Yo vendo unos ojos negros'', ''Mata de arrayán florido'', ''Ende que te vi'' y ''Fiesta linda'', canciones como "Tendrás un altar" y su popular versión de ''La calesita", tango de Cátulo Castillo y Mariano Morés.

La siguiente herramienta iba a ser el cine. Del mismo año data su célebre trilogía de películas filmadas bajo la dirección de José Bohr: Mis espuelas de plata (1948), La cadena infinita (1949) y Uno que ha sido marino (1950), protagonizada por Eugenio Retes, Hilda Sour y Arturo Gatica. En ellas, aparte de debutar como galán de cine, el cantante afianzó su oficio musical. En la primera interpreta la tonada "Mis espuelas de plata".

Lucho y Arturo Gatica son dos glorias indiscutibles de la canción romántica y folclórica de Latinoamérica.